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Reseña: La Sombra del Viento

  • Foto del escritor: Ricardo D. Fernández
    Ricardo D. Fernández
  • 22 oct 2019
  • 3 Min. de lectura

La Sombra del Viento es una novela publicada en 2001 y escrita por Carlos Ruiz Zafón (uno de mis escritores favoritos), primer libro de la tetralogía El Cementerio de los Libros Olvidados. Es un best-seller mundial y ha sido traducida a más de 30 idiomas diferentes.


Fue un libro que tuve pendiente durante muchísimo tiempo. Al leer Marina (1999) quise seguir leyendo a Zafón, y automáticamente decidí adentrarme en esta saga.


Comencé a leer este libro a principios de 2017, y hasta hace unas semanas no pude acabarlo.


Empecemos hablando sobre la trama. El libro gira en torno a Daniel Sempere. Cuando Daniel cumple diez años, tras la Guerra Civil española, su padre lo lleva a un lugar llamado el Cementerio de los Libros Olvidados, donde hay miles de libros y solo se puede acceder si alguien que ya es miembro te invita; una vez dentro tienes que elegir un libro y protegerlo con tu vida si hace falta. A Daniel lo invitó su padre, y tras recorrerse todo aquel laberinto, el libro La Sombra del Viento, escrito por un tal Julián Carax, llamó su atención. Daniel, tras leerse el libro completo en un día, decide que quiere seguir investigando y descubriendo nuevas obras escritas por Julián, pero descubre que últimamente alguien misterioso se ha dedicado a localizar y quemar todos los libros de Carax, y Daniel posee el último. Esto hará que comience una aventura por descubrir más tras todo esto, llegando a peligrar su vida y la de sus seres queridos.


Aunque la historia es increíble y se nota que Zafón le puso cada pizca de ingenio que tiene a crear toda la trama, a mí se me hizo el libro demasiado pesado. He leído muchas reseñas y en todas critican lo mismo (y es lo único que critican), el estilo de narración del autor. Para mí, a parte de sus increíbles tramas, lo que más caracteriza y distingue a Zafón del resto de autores es su manera de descripción y narración extenso y complejo que hace que no sólo imagines sino que también sientas cada persona, edifico o hecho que aparece u ocurre en la historia.


Para mí esta novela tiene tres grandes "problemas": la grandísima cantidad de personajes, la exageración en giros dramáticos que presenta la trama y la lentitud con la que trascurren dichos hechos.


El autor presenta personajes que, a pesar de estar hechos y presentados de manera excepcional, sobran. Por poner algunos ejemplos, los personajes de Clara o Fernando sobraban. Esto no sería un problema si no fuese porque tienes que memorizar el árbol genealógico de entre cinco y diez familias distintas. Llegó un punto en el que, con tantos personajes, comencé a confundirlos a la mínima similitud que presentaban. También hay que tener en cuenta el hecho de que, a mi parecer, Daniel es uno de los protagonistas con los que más me ha costado empatizar o sentirme identificado (cosa primordial para que yo disfrute de un libro), ya que hasta los últimos capítulos no me empezó a gustar. Otro personaje que no me gustó, y esto será una opinión impopular, fue Fermín, el amigo de Daniel. A pesar de ser uno de los personajes más importantes y de estar construido de una manera magnífica, me gustó entre poco y nada. Y quiero dejar claro que no es culpa de Zafón ni de su manera de crear personajes, sino una cuestión de preferencia personal.


Después, los numerosos giros en la trama hacen que cosas leídas con anterioridad se borren completamente de tu memoria. Yo, desde que aparece por primera vez el hombre que va quemando los libros de Julián hasta la página 250 aprox., no recuerdo absolutamente nada; y dichos giros no tienen ningún sentido hasta el final del libro donde, de forma adecuada y con sentido, se cierran todos en muy pocas páginas.


Dicho esto, todo el mundo pensaría que debido a los mencionados giros, la historia y la novela transcurrirían de una manera rápida y emocionante, pero los momentos entre dichos giros me parecieron aburridos y demasiado lentos como para que fuese una lectura rápida y entretenida en todos los aspectos.


Por último, por alguna extraña razón supe quién era el que se encargaba de borrar la memoria de Julián desde el principio. No quiero catalogar la novela de predecible porque verdaderamente no lo es, en ningún momento el autor te da pistas sobre quién es realmente el culpable; simplemente, por algún motivo que no consigo entender, supe desde el primer minuto de quién se trataba.


A pesar de todo esto, recomiendo la novela. Me costó engancharme y leerla completa, pero en cuanto lo hice (a partir de la aparición de Jacinta, uno de mis personajes favoritos) fue muy fácil de terminar. Al final todo el esfuerzo que invertí en leerla se vio recompensado y me dejó con ganas de leerme la siguiente parte, El Juego del Ángel.

 
 
 

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