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Reseña "50 Queers que cambiaron el mundo"

  • Foto del escritor: Ricardo D. Fernández
    Ricardo D. Fernández
  • 20 oct 2019
  • 3 Min. de lectura


Cuando compré este libro estaba muy ilusionado por leerlo y ver si podía añadir algo de conocimiento sobre el colectivo LGTB a lo que yo, previamente, ya sabía. Las ilustraciones son muy monas y hacen que el libro sea corto y rápido de leer; sería perfecto para cualquier persona tanto del colectivo como ajeno a este si no fuese por la gran desinformación y, lo que yo considero lo peor del libro, las numerosas faltas de respeto hacia ciertos grupos dentro del colectivo.


Empecemos con lo poco positivo que tiene. El autor, seguramente en un momento de lucidez, no se limitó a incluir solo a hombres cisgay blancos. El libro tiene variedad de orientaciones, etnias e incluye tanto a personajes cis como trans, pero por supuesto los cisgays blancos son mayoría. En mi opinión había una clara escasez de iconos bisexuales pero tenían representación, aunque solo fuese por cumplir con ese grupo. Además, el escritor no centra lo escrito únicamente a la orientación o identidad de los personajes seleccionados, sino que resume de manera correcta las obras o los momentos importantes en la vida de dichas personas. Hasta aquí bien, y esto es lo único bueno.


Empezando por los errores "más suaves", Dan Jones (el escritor) está claramente desinformado sobre el colectivo. Donde primero se puede observar es en que en ningún momento hace referencia a la sexualidad de Freddie Mercury lo cual, aunque antes he dicho que era positivo que no basase los relatos únicamente en eso, es necesario en un libro sobre iconos LGTBIQ+. Freddie Mercury era bisexual, pero da la sensación de que Jones no quería pillarse los dedos denominándolo como bi para no "enfadar" a los posibles lectores cisheteros porque mediáticamente siempre ha sido considerado gay (por la invisibilidad al colectivo bisexual). Esto se suma a la cantidad de veces que ha denominado las relaciones entre dos personas del mismo género como una "maravillosa amistad donde solo se mandaban cartas", por poner un ejemplo, invisibilizando de nuevo a la comunidad bisexual. Otro caso de desinformación es cuando asegura que Sylvia Rivera encabezó y empezó los disturbios de Stonewall cuando es sabido que fue Marsha P. Johnson, mujer trans negra.


Otra de las grandes equivocaciones a mi parecer ha sido la inclusión de personajes que no merecían formar parte de este libro siendo la más evidente Madonna, que no forma parte del colectivo LGTB+ y en todo momento ha dejado claro que es cisheterosexual. Es innegable el gran apoyo que han supuesto figuras como Madonna a lo largo de los años para el colectivo, pero en un libro que celebra la vida de personas queer, esta sobraba completamente. Otras dos inclusiones que para mí sobran han sido la de Gladys Bentley, cantante bisexual que tras casarse con un hombre dijo que se "había curado" en referencia a sus relaciones con mujeres; y la de Dan Savage que ha hecho declaraciones anti-bisexuales y en contra de las personas trans. Debido a esto han faltado personajes que, bajo mi punto de vista, han aportado más al colectivo que los últimos tres, como son la ya mencionada Marsha P. Johnson (transactivista), John Waters (cineasta de culto) o Wanda Sykes (comediante).


Por último, y a mi parecer lo más grave de todo, el uso del misgender y la gran cantidad de deadnames que usa el autor. Parece que para el autor sólo cuentan como personas trans aquella que han pasado por quirófano, si no, dice que esas personas tenían "una afición a disfrazarse con ropa del género opuesto y a tener alter egos", lo cual demuestra la transfobia con la que este libro está escrito a pesar de incluir a personas como Laverne Cox, Jack Miller o Candy Darling que al haberse sometido a cirugías de reasignación de sexo o haberse hormonado sí son aceptadas por el autor como personas transexuales.


Lo único bueno que podemos sacar de este libro es que las ilustraciones son monas. Del resto solo podemos aprender que aunque una persona trans no se hormone o se opere sigue siendo trans y que ser gay, lesbiana, bisexual o transexual no te convierte automáticamente en un ícono del colectivo, sino que tienes que hacer algo merecedor para ganarte tal título.



 
 
 

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